VUELVE A LA ARGENTINA/ |
Silvio Rodríguez es lo más |
/Por: Cicco. Para todo músico, la política es hierro caliente. No quieren verse ni en figurita asociados a ningún partido. Los músicos putean a los cuatros vientos, y levantan amparos en la justicia cuando un político usa sus singles de spot de campaña. Aún me pregunto cómo hará La mancha de Rolando cuando, años más tarde, tenga que explicar a sus fans por qué salió a hacer música proselitista con Amado Boudou. La crítica social sienta siempre bien a los cantantes pues siempre hay algo para machacar. Pero, a la hora de adherir a una idea, sólo unos pocos valientes se atreven a hacerlo. |
Es cierto: Silvio Rodríguez puede sonar, ya desde su etiqueta, a artista vencido. De otra época. Setentista. Cuando la revolución cubana era aún un sueño debatido y movilizador en la cultura. Hasta el siempre juvenil Julio Cortázar se lee viejo y desgastado en sus textos más políticos sobre Nicaragua. En cambio, Silvio logró lo que nadie pudo hacer: sobrevivió a la historia política de su país. Hizo canciones de protesta dura como “La maza” y “Canción urgente para Nicaragua” y luego de sueños utópicos revolucionarios como “Unicornio”.
Su disco “Mujeres” de 1979, es un clásico. Canciones como “Ya no te espero”, “Te doy una canción”, “Adónde van” suenan tan vivas como hace más de 30 años. Silvio no es un músico político, es un compositor que toma de lo que ve como Bob Dylan. Que no escapa a los diarios. A las radios. Y que aún con todo eso, puede sonar siempre poético, siempre elevado, siempre superador. Rodríguez no es político. Rodríguez es un músico urgente, que es distinto. Las letras le queman en las manos. Le salen, de tanto en tanto, como si los noticieros estuvieran guionados por García Lorca.
A decir verdad, Silvio sólo suena viejo cuando quiso hacerse el nuevo en los ’80 y experimentar con sonidos sinfónicos y eléctricos. El Rodríguez eterno es aquel que le basta con su voz y su guitarrita. Que le habla al día a día de la historia de la humanidad. Los medios lo quieren situar en el combo de los trovadores de protesta. Lo quieren aplastar con sus etiquetas. Pero Silvio siempre fue más. Y cuando Fidel sea polvo y líneas en la historia, su música va a seguir a flote. Allá van a estar “Ojalá”, “La gaviota”, “Tu imagen”, reinterpretadas por nuevos músicos que rescatarán a Rodríguez como uno de los mejores compositores latinoamericanos de la historia. Y para los que dicen que Silvio es de los ’70, uno de los mejores discos es uno, no tan cocido, es uno llamado “Descartes” y de 1998. Y su tríptico de los ‘90. Silvio, Rodríguez y Domínguez tienen una intimidad de entrecasa, de susurro de habitación, una condición que sólo logran ciertos músicos después de un largo viaje que los devuelve a ellos mismos.
Y así es, mis amigos, tras siete años de ausencia en el país, tocará en Buenos Aires el próximo 18 en estadio de Ferrocarril Oeste. La prueba de que Silvio, aún cuando le faltan días para los 65 años, es inoxidable, vive más allá del bronce. Y las etiquetas se las pasa por el reverendo traste.
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