LA MALDICIÓN DE UN CONDUCTOR/
Por qué le pegan a Nico Repetto

Nico Repetto/Por: Cicco. Es el nuevo deporte de los medios: castigarlo a Nico Repetto. No importa el programa que haga. No importa lo lúcido de sus preguntas. No importa que cambie el decorado o que invite a Jesús en vivo a que reconstruya el martirio de la cruz. Siempre habrá un coro de réprobos dispuestos a darle duro y tomarle el pelo al único conductor que obtuvo en vida dos Martín Fierros de oro, y es uno de los hombres que más sabe sobre televisión. Pero parece que, desde hace años, no le dejan embocar el corchito en paz.

Piedad con él, Dios mío. El único mal que trajo Nico Repetto al mundo fue tomarse un año sabático en plena crisis del 2001 y pasar un compiladito en su programa de regreso sobre la debacle económica, que él vivió de afuera, entre viajes en moto por Europa y las piernas de Florencia Raggi, y nosotros lo padecimos entre cohetes y corralitos. Desde entonces, le hicieron la cruz. Una vez, Luis Ventura me dijo que aquel episodio había roto el encanto de la gente con Repetto. Era el fin. Se había terminado todo. Pero fue aún peor.

Apenas desembarcó con su nuevo programa, la remake de Sabado Bus –con corchito y Macho Bus incluidos-, Rial y Petinatto unieron fuerzas para sacarle el cuero. "¿Sabés qué me revienta de este pibe?”, dijo Petinatto. “Cuando se hace el popular, dice que pisa tierra cuando pisa nada más Punta del Este, pisa arena cara".  "Dijo lo de los tallarines porque había dicho que la tele era fideos con tuco. ¡Como si fuéramos grasas!", se sumó Rial. Petinatto subió la apuesta: "Si fuera fideos con tuco no gastes dos palos verdes en todo lo que haces, hacé una escenografía barata".

Los colegas insisten en ubicar a Nico como parte de una televisión que ya no circula. Cuando quiso debutar con Dominico, un programa a todo trapo con Pampita, que co conducía la emisión, ella lo abandonó a las cuatro semanas. Dijo que estaba “estresada”. Las mediciones de rating decían que el programa tenía un índice arrítmico. Los productores que apostaron en los últimos años por Nico han perdido, se dice, como en la guerra. Los auspiciantes ya no lo acompañan como antes. El rating tampoco. No levantó más estatuillas, desde que regresó sin pena ni gloria de España. Su jopo ya no brilla como antes.

Hasta los empleados de Telefé acusaron al equipo de Repetto de maltrato. Cuando fue Emilia Attias a Sabado Bus –y ganó, de hecho, un auto-, Nico deslizó un comentario irónico sobre la supuesta pereza de su marido, el humorista Turco Naim, quien tomó el dicho malísimamente mal: “Repetto, tenés menos talento que una palangana”, le contestó. “Hago un programa que gasta la décima parte que vos gastás y mide igual. Parece que Nico no mira mucha televisión si dice que yo no trabajo, sobre todo ahora que estoy en todos lados. Se ve que vive mucho en España”. Si lo hubiese dicho Tinelli, se moría de la risa. Pero lo dijo Repetto y merece la hoguera.

No le perdonan una, a Repetto. En el primer programa del nuevo ciclo, confundió el nombre de la hermana de Nicole Neumann. A Geraldine la llamó Giselle. Y el coro de críticos volvió a la carga: dijeron que vive en una nube de pedos. Y por último, le dio el tiro de gracia su propia ex pareja, Reina Reech: “Creo que no está con esa velocidad de conductor. Está un poquito fuera de training. No le falta talento, está fuera de training. Le falta esa impronta”.

¿Y por qué le pegan tanto a Nico? Porque es un ídolo en caída libre. No hay nada más tentador que golpear a una estrella que cae del firmamento. Es como hacer humor de políticos: es fácil y siempre hay un idiota disponible. Semanas atrás, Repetto hizo una reflexión sobre la violencia en la tevé, que dio un poquito de pena. “Hace treinta años que estoy haciendo televisión, no me van a cambiar a esta edad. A lo mejor estoy anticuado, bueno, me retiraré anticuado, pero con esta idea”. Luego, dadas las bajas mediciones de Sabado Bus, dijo que tener más rating no significa tener un mejor programa. “No estoy tratando de hacer un programa para  ganarle a otro. Estoy haciendo el mejor programa que puedo hacer”.

Una vez, conversé con Repetto en el Faena. Un hombre inteligente, rápido, instruido. Recuerdo que justo estaba Charly García tocando en el bar. “Mirá vos”, me dijo, lamentándose “es uno de los mejores músicos del mundo y acá lo maltratan. La fama es como un tren, hay que apoyar al que va adelante así todos podemos avanzar. Si hunden a la locomotora estamos fritos”. Ahora que le llueve mierda sobre la cabeza, entiendo a qué se refería.

En verdad, si se lo piensa bien, Nico no tiene que seguir haciendo programas para encantar a la gente. Es una tarea perdida. No hay forma de recuperar el hechizo por las vías televisivas. Repetto, en cambio, tiene que vivir una desgracia, aunque sea una pequeña, de la cual salga indemne, con el jopo quemado, un resbalón, una caída de la escalera, un derrape con la moto, una gripe demasiado fuerte, lo suficiente para que se le borre la sonrisa inmaculada, y miles y miles de televidentes vuelvan a sentirlo cerca. Y le arrimen el corchito.

Hipercrítico en Twitter:
http://www.twitter.com/hipercritico

{moscomment}