FRAUDE, EVASIÓN Y QUILOMBO |
¿Bono no es tan bueno como parece? |
Por: Cicco. Nada más difícil que escribir una nota hablando mal de Bono. Es el rockero que mejor se porta del planeta. Da de comer a los pobres. Cura a los enfermos. En África, alzó más niños desnutridos que la Madre Teresa. Tiene mejor imagen que Shakira antes de ponerse en pareja con el mequetrefe de Antonito. Donde quiera que haya un desastre, Bono está siempre dispuesto para ayudar, guitarra en mano. Todas estas cosas lindas se dicen de Bono, el líder de U2 que acaba de visitar la Argentina, un músico en camino a convertirse en el primer santo de gafas de sol. Pero, esta no es toda la verdad. No, señor. |
A Bono le lloverán elogios de niño bueno puertas afuera, pero en su Irlanda natal hay quienes lo acusan de evasor impositivo. Hasta un grupo de anti-Bonos hizo un piquete en la discográfica cuando salió uno de sus últimos discos como señal de protesta. "Mientras lidera campañas por luchar contra la pobreza en el mundo”, reveló Nessa Ni Chasaide, a la cabeza de una coalición abocada a la deuda y el desarrollo, que tiene a U2 entre ceja y ceja, “su banda trasladó parte de sus negocios a Holanda para evitar retenciones de impuestos. Ese dinero lo necesitamos para sacar a nuestra propia gente de la pobreza”.
Aunque, seamos sinceros: que Bono, un paladín de la justicia, candidateado tres veces al Nobel, con rango de caballero de Francia y de la corona Británica, sea evasor –él lo niega, ojo- es una pequeña mancha en su carrera impoluta. Después de todo lo que se desloma por el bien del planeta, qué tenemos para decir de todos nosotros. Siempre estamos varios peldaños más abajo en el infierno.
Pero el asunto no termina con los sabuesos de impositiva. Meses atrás, se desató un escándalo financiero en Global Fund, la fundación que reúne el dinero que junta Bono de donaciones para tratar enfermedades en África. Básicamente, denuncian que, en los balances de la fundación, apoyada por Suecia, Alemania y millonarios de la talla de Bill Gates, faltan 30 millones de dólares. No es un vuelto, digamos. Incluso, se sospecha que buena parte de los medicamentos donados fueron a parar, de reventa, al mercado negro. Ya pidieron una auditoría oficial para ver dónde está la grieta. Mientras tanto, los donantes congelaron sus fondos para Global Fund hasta que descubran a qué isla tropical derivaron toda la mosca. En la fundación explican que, denuncias como esa, son una costumbre en el mundo de las ONG, como si 30 palos verdes se extraviaran de un día para otro dentro de un agujero del pantalón.
Que Bono sea tan bueno es una inspiración para todos. Pero no para sus compañeros de U2. Hasta hoy, el hombre que más duro le dio fue su propio baterista, quien aseguró que, la campaña del cantante por santificarse en vida lo jode soberanamente. “Tony Blair es un criminal de guerra. Y luego lo veo a Bono y a él posando como amigos y pienso: ‘Esto no me gusta’””, confesó Larry Mullen, baterista de U2, cuando Blair era aún primer ministro. Y otro tanto se disgustó cuando Bono habló maravillas de la ayuda humanitaria que encabezaba George W. Bush.
Pero todo esto pasó, tiempo atrás, así que se supone que Mullen y Bono llegaron a buenos términos y siguen hermanados en una de las mejores bandas del planeta –además, la que más shows levanta en recitales, 113 millones ganaron el último año sólo en su gira por los Estados Unidos-. Antes de pasar por la Argentina, Bono dividió las aguas en Sudáfrica, donde mitad de la gente lo ama con locura y la otra lo detesta con locura. En una entrevista a un diario local, apoyó un himno anti apartheid que divide las aguas del país y donde repite la frase: “disparen contra el granjero”. “Es música folk”, le restó importancia. Resulta que un año atrás, achuraron a 120 granjeros blancos como los de la canción, y poco antes de la llegada de Bono se habían despachado con otro, se sospecha, a manos de dos empleados negros. La minoría blanca dijo que el cantante lo único que hizo fue empeorar las cosas. Hubo gente que, enfurecida, arrojó sus entradas de U2 al río.
Y para sumar entradas rotas al río se sumaron los ecologistas, que pusieron el grito en el cielo –ahí donde viven los amigos de Bono-. Dicen que la gira 360º que presentó U2 en nuestro país, es una de las que más contaminación producen en el planeta. Seis jets, 200 empleados y 65 mil 390 toneladas de escenario. Un tour que produce 65 mil toneladas de dióxido de carbono.
El escritor Paul Theroux, dijo que las celebridades generosas como Bono son “mitómanos, gente que quiere convencer al mundo de su bondad”.
En Irlanda, mientras tanto, acaban de terminar la filmación de una biopic sobre Neil McCormick, un rockero fracasado que le tocó vivir en Irlanda en los tiempos en que despegaba U2. McCormick tenía talento, potencial, pero a la sombra de Bono no hubo luz suficiente para hacerlo florecer. La película está basada en las memorias del propio Neil. Se llama “Maten a Bono”. Y la idea del título, se la dio el propio Bono a McCormick. Si alguien le va a pegar, como todo santo, él también estará ahí para ayudarlo.
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