LISTADO DE RAZONES
Por qué existen los libros de verano

libros y veranoPor: Cicco. A juzgar por el clima, en verdad, sería más comprensible que existieran los libros de invierno y no los de verano. Lecturas para quedarse dentro de casa, al lado del hogar a leña. Que existan lecturas de verano es otra de las cosas desconcertantes de la vida, igual que comer turrón y almendras llenas de calorías en la navidad veraniega.

Por qué necesitamos libros de verano. Pocos terminan de decirlo a ciencia cierta, pero las editoriales se suman al boom incomprensible. Llevan históricamente a escritores a dar charlas a la Costa y dan  manija inusual a libros que no pasarían un solo invierno, una sola helada. Saben que, si el calor pasa, sus ventas se derrumban.

Las editoriales saben, apenas reciben un título, si califica o no como libro de veraneo. Esto es algo que los editores expertos, después de muchos años de práctica pueden dilucidar. Sin embargo, existen ciertas pautas que determinan cuándo hablamos de libro veraniego y cuándo no. Desde esta humilde página, haremos una contribución al respecto.

1-No existe libro de filosofía, en el sentido clásico del término, que revista el carácter de libro de verano. Por algún motivo neurológico, los lectores no relacionan verano, mar y playa con la actividad del pensar.

2-Los libros de recetas de cocina tampoco son lecturas de verano. No importa quién los escriba y lo mucho que vendan el resto del año. Nadie quiere preparar pan casero o tirar el fideo a la vuelta de la playa. Si fuera un libro de delivery, otra cosa mariposa.

3-Los culos y las mujeres sueltas de ropa en portadas de libro funcionan en verano, al igual que en cualquier estación. El título y el autor es lo de menos. Aún cuando hable de tratamiento de estrías, siempre habrá un público compulsivo que comprará culos sólo para tenerlos más a mano.

4-Toda la gama de libros que desnudan episodios de corrupción, o simplemente cuentan cómo alguien hizo las cosas por izquierda, lo cual aumentó exponencialmente su posibilidad de irse de vacaciones a lo largo del año, son todas obras que gozan de alta demanda en el lector en tren veraneo.

5-Por alguna extraña razón, aquellas novelas policiales que narran intríngulis amorosos que acaban en crímenes pasionales, tienen gran aceptación en las playas. Esto no sólo ofrece puro e infalible entretenimiento, además, en tiempos de matrimonios en baja, aporta ideas creativas para acabar con las crisis de pareja.

6-Toda obra que apele a la nostalgia, es un libro de verano. Incluso, un lector veraneante comprará sin titubear la historia del bocadito Cabsha y lo devorará en cuestión de días. El mar los pone así. Medio retros. Medio boludos. Lectores típicos de verano, gente afectada severamente en su toma de decisiones por el viento, la arena y fundamentalmente el sucundún.

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