TEMA BOLUDO DEL VERANO |
Los perros no son lo que cree |
Por: Cicco. Usted no conoce a los perros. Los perros en la ciudad no son perros. Usted está confundido. Tiene una impresión equivocada de lo que es un perro y de lo que puede llegar a ser. Es el equivalente a estudiar el comportamiento de un ser humano que cumple arresto domiciliario. |
Usted sólo ve una parte del perro, aquella que el perro le quiere mostrar y que, durante siglos, ha alentado a la humanidad a pronunciar pavadas del estilo “el perro es el mejor amigo del hombre” o “el can es el más fiel de todos los animales”. No hay especie que haya hecho un trabajo de marketing tan meticuloso, exceptuando quizás el oso panda.
Desde hace un buen tiempo convivo con perros en libertad en medio del campo y puedo decirle: son todos estafadores. El macho me engaña con los vecinos. Les hace la misma fiesta que a mí, el muy cretino. Si fuera mi mujer, podría liquidarla clamando emoción violenta. Tendría la ley a mi favor. Pero es un perro. Tiene mejor prensa que la raza humana.
Todos mis perros llevan una doble vida. Trabajan en la vigilancia desde las 20 –un asesino puede desmembrar a toda tu familia como margaritas que, si es mediodía, no mueven un pelo- y terminan el turno a las 4 que es cuando viene Miguel, el ovejero de la esquina, y parten a un lugar que ignoro. Vuelven horas más tarde, mojados y con cara de que alguno la enchufó.
Los perros ladran a los autos. Esto es sabido. Lo que no es sabido es por qué ladran a ciertos autos y a otros no. ¿Hay modelos que provocan mayor desconfianza? Los perros invierten una actividad intensa en ladrar a los autos porque, para ellos, esto da resultado: los autos, ahí están las pruebas, escapan.
Con los ciclistas es otro tema. Los perros ladran a los ciclistas, es cierto. Pero si el ciclista se baja, son cariñosos con él. La cosa es contra las bicicletas.
Los perros están interesados en la raza humana sólo cuando tienen hambre. Saben que el hombre es el gran proveedor. Pero cuando están satisfechos, rajan. No nos necesitan.
A mí me abandonó uno, el Flaco. Y a la enfermera de la otra cuadra, la fueron dejando todos.
Se dice que tener una mascota levanta el ánimo de la gente sola. Esto debe tener su contrapartida lógica: un humano conviviendo en el mismo departamento, a las mascotas les debe resultar verdaderamente un bajón.
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