EL NUEVO BOOM DE LA CASTIDAD |
¿Conocés los purity rings? |
Por: Cicco. Es la nueva moda en un mundo cada vez más desnudo, cada vez más sexy, cada vez más lujurioso: los chicos, allá en los Estados Unidos, no cogen. O, para decirlo de otro modo, sólo lo hacen cuando contraen sagrado matrimonio, cosa que, ruegan ellos, sea pronto, muy pronto antes de que las papas quemen. |
La ola de adolescentes castos tiene su correlato en las celebrities: desde los Jonas Brothers a Hannah Montana, desde la estrella teen Demi Lovato a Selena Gómez, todos se han comprometido ante el Señor de que sólo se quitarán la ropa interior con fines higiénicos, hasta que aparezca el hombre o la mujer de sus sueños y pasen, primero, por el guiño de Dios.
En los años ’90, las iglesias envangélicas, lanzaron los llamados Purity Ring que no son otra cosa que anillos de castidad. Dicen que son la forma más eficaz de reducir enfermedades de transmisión sexual, hijos no buscados, abortos buscados, y familias que terminan en la ruina de tanto reproducirse como conejos.
“Me gusta verme como una chica a la que nadie ha podido conseguir. A la que nadie puede tener en sus manos”, confesó Miley Cyrus -Hannah Montana en la tevé-, de 17 años.
“Mi papá me usa como un ejemplo para otros niños”, contó Selena Gómez, la estrella de la serie de Disney “Los hechiceros de Waverly Place”. “Él fue a la iglesia y trajo el anillo bendecido. Así que voy a cumplir mi promesa por mí misma, por mi familia y por Dios”.
Pero, ¿qué clase de generación engendran estos adolescentes que se niegan el sexo? ¿Qué clase de libido acumulada se junta en algún lugar de su psiquis? Esto es lo que algunos científicos tratan de determinar. Mientras tanto, estudian si llevar anillo y jurar castidad hasta que el matrimonio lo permita, influye verdaderamente en el conteo de transmisiones de enfermedades y embarazados no buscados.
Un sondeo de la Universidad de Columbia y Yale sobre 20 mil jóvenes que se prometieron no ponerla, los observó a lo largo de siete años y descubrieron que toda esta gente linda, prolija y casta, tiene prácticamente las mismas chances de contagiarse de hiv o lo que sea que se filtre sábanas adentro, que un lujurioso adolescente que anda de orgía en orgía. Todo esto viene a cuenta de que, en verdad, es un problema de vocabulario, sobre qué está permitido y qué no. ¿De vocabulario? Así es. No me lo haga repetir dos veces. Dejemos la palabra a un especialista en la materia y uno de los autores del estudio. “La parte negativa de esta historia es que hay chicos que tratan de preservar técnicamente su virginidad, en algunos casos, metiéndose en prácticas mucho más riesgosas”, advirtió Bearman, profesor de Columbia y director de la investigación. “Desde el punto de vista de la salud, un movimiento de abstinencia que alienta no tener sexo vaginal, subliminalmente alienta a los chicos a tener formas alternativas de sexo con mucho más peligro de contraer enfermedades de transmisión sexual”.
Es decir, para mantenerse castos, estos teen simplemente, practican más sexo oral o sus variantes más divertidas y potencialmente más peligrosas.
Según el estudio de Bearman, siete de cada diez jóvenes que prometieron castidad, daban de baja sus promesas en menos de siete años. “Los chicos que practican el sexo oral o el sexo anal te van a decir que practican la abstinencia porque, para ellos, aún no tuvieron ‘sexo real’ todavía”, dice Debora Roffman, autora de la guía para padres “Sexo y conciencia”.
Así estamos, mis amigos. Por más anillos que lleven, los adolescentes no pueden escapar del delicioso encanto de ser humano. Un encanto que se caracteriza por querer aplicar el Kamasutra a toda hora del día, los 365 días del año y que aumenta radicalmente la población de este planeta, gasta sus recursos, calienta el globo terráqueo. Un placer que no hay anillo en este mundo que pueda impedirlo.
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