LOS TEEN TONTOS
¿Por qué a los pibes sólo les importa cantar y bailar?

Jonas BrothersPor: Cicco. Semanas atrás, llevé a mi hija a ver a los Jonas Brothers, a River. Asombroso cómo estos pibes de 16, 18 y 20, cantan, tocan el piano, la guitarra, la batería y hacen unas acrobacias que dejarían a Mariano Grodona como nudo de barco. Suenan bien. Bailan bien. Y lucen bien. Dejé el estadio con una sensación agradable. No todo es Patito Feo, imaginé. Sin embargo, horas más tarde algo ácido y nauseabundo empezó a crecer y subirme por el cuerpo. Y, le juro, no era la hamburguesa. 

Primero vino la pregunta: ¿por qué estos chicos que aún juegan a reventarse granos en el culo tienen toda esta destreza, este carisma televisivo, encima? ¿Es porque su padre es pastor evangelista y sus hijos, ninguno de ellos, la puso aún? ¿Es gracias al poder convocante de la película “Camp rock”, con el aparato publicitario de Disney que los lanzó al estrellato como escupida de llama? ¿O es algo mucho más profundo, sociológico y generacional que merece que un descerebrado como yo se refiera a ello en un lugar como este?

Me hacía estas preguntas mientras, en el subte, abrazaba la foto de Demi Lovato de mi hija de tal modo que no se doblara. Lovato fue telonera del show de los Jonas y es otra teen que, mientras canta aún mejor que Britney, se acomoda el pelo con la profesionalidad de un comercial anti frizz. Pero, ¿cómo carajo hace?

Estas cosas no vienen cifradas en el código genético, no señor. Es decir, esto no es un don de Dios. Dios es bastante amarrete y equitativo con sus dones. Usted podrá tener mayor habilidad para el canto o para el baile o para la actuación, o será muy bonito pero las cuatro cosas juntas, no son mérito de Dios. Son sinónimo de algo que tiene más de escolar y menos de genético: esta gente estudió duramente para esto. Y cómo. Desde muy temprano, estos chicos se rompieron el marote con solfeos, clases de baile, actuación e instrumentos varios. Ahora bien, ¿qué clase de mundo alienta a un chico a tomar semejante tarea a cuestas? Y, claro, este mundo, ¿cuál iba a ser?

Mire donde mire, en toda nueva película o serie para adolescentes siempre habrá un personaje que todo el mundo quiere, admira y respeta y parece que tiene algún miembro más grande que el resto, por el simple hecho de cantar y bailar. Hágale mirar dos o tres programas o films de estos a un niño de seis años y tendrá un candidato a “High school musical” o a “Casi ángeles”.

Tengo 32 y no recuerdo que ninguno de mis amigos de la escuela, desearan ser de adultos cantantes o bailarines. No considerábamos una meta arriba del escenario. No teníamos referentes. Maxwell Smart era agente secreto. Los de Chip’s, los de Swat, Starsky y Hutch, Mangnum eran todos canas. He-Man era guerrero medieval. El sargento Sanders era milico. Y el sueño del Chavo era el pebete de jamón y queso, y, por si fuera poco, bailaba como el orto, sobre todo si casualmente andaba metido en el barril.

¿Qué clase de deseos le mostramos a las generaciones futuras? ¿No habrá que decirle a los chicos que el rock era un chiste viejo, y que los bailarines siempre terminan con esquinces de tobillo? ¿No habrá que explicarles que muchos de las estrellas de rock de ayer, son los viejos ridículos de hoy? ¿Hará falta sacarlo a Charly de la clínica?

Hasta hace poco, mi hija quería ser científica. Pero hoy, con tanto ídolo cantante y bailarín, está en la duda: “Me parece que, mejor, quiero ser como Hannah Montana”. “Con una Hannah Montana es suficiente. Además, ¿sabías que de tanto cantar y bailar no puede ni reconocer una aspirina de un jarabe para la tos?”, le digo yo para inclinar la balanza del lado de las ciencias y no de un futuro modelado por Cris Morena. En diez años le cuento cómo me fue.

¿Sabe cómo me imagino el fin del mundo? Lo imagino con bolas de fuego, el rugir ensordecedor de la tierra desvastada por nosotros mismos. Lo imagino voraz con estampidas de animales, bosques envueltos en llamas. Lo imagino con alaridos de los adultos, infartos de los viejos. Y una generación de niños y adolescentes cantando una canción en perfecta armonía que habla de cómo la música nos salvará a todos, un tema acompañado de una coreo en sincronía perfecta, mientras todo este mundo emite un chispazo y simplemente desaparece del cosmos.

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