 Por: Cicco. Dio vueltas al mundo la imagen de George Bush, presidente saliente de los Estados Unidos, recibiendo en una visita sorpresa a Irak la irrupción de dos zapatos entrantes en la zona del maxilar superior. Se habla incluso de que Muntazer al Zaidi, el corresponsal del canal de tevé Al Bagdadía, que decidió entregar su calzado, bonito, brillante, lustroso, a la posteridad, a tres semanas de Reyes, puede recibir una condena de varios años de prisión, mientras Bush es recibido con honores militar por el presidente iraquí, Jalal Talaban, como si fuera un héroe. Es por cosas como estas, entre otras muchas razones, por las cuales el hombre decidió echar mano a su zapato volador.
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Por: Cicco. Toda esta ola de calor en los noticieros, este sinfín de pérdidas económicas del campo que usted ve por la tele, parece algo inaudito. Parece una gran exageración, ¿no es cierto? En la ciudad, la sequía no se ve, por más que te la machaquen en la portada de los diarios durante todo un verano. Uno simplemente no lo entiende. En la ciudad hace calor y punto. Y si no llueve, es mejor porque no hay que salir con paraguas. La lluvia te arruina el peinado.
Por: Cicco. Acabo de leer, con profunda curiosidad, la nota más boluda del verano y quería debatirla en esta columna donde, sobre todo, se trata de debatir boludeces como estas. La firma una tal Karina Santillán que, creo yo, si tiene suficiente sentido común y espera conservar su integridad física en el futuro, debería emplear un nombre falso. La nota fue publicada en un portal femenino llamado Nosotras.com, donde se tratan temas como la leche y el sexo, y los caprichos de las estrellas. Es decir, el lugar exacto para publicar la nota más boluda del verano.
Por: Cicco. Mucho yogurt con lactobacilus, mucho pilates y agüita saborizada, pero, llegado el verano, nos metemos los consejos del médico en el quinto forro de las pelotas y nos dedicamos ardientemente a tomar sol. Todo el mundo es consciente de cómo los rayos ultravioletas te chamuscan la piel como Sofovich sin maquillaje, pero nadie puede evitarlo: viene el calor y uno siente el impulso de exponerse y quedar como bife de costilla a la plancha. Pero, ¿qué hay detrás de todo esto? ¿Y por qué no podemos parar?
Por: Cicco. Días atrás, una psicopedagoga y periodista llamada Gabriela Lima escribió 
Por: Cicco. Este es mi amigo Oscar. Vive a unas 20 cuadras de casa y cada dos por tres pasa a tomar mate. Tiene 63 años. Corre unos 100 kilómetros al día en bicicleta. Una vez me dijo: “Tocá, Cicco”. Y yo toqué. “Esto”, dijo, “esto es pura fibra”. En otros tiempos, Oscar fue bastante famoso. Hasta su nombre completo –Oscar Silvestre León- aparecía en los crucigramas y venían a entrevistarlo de lugares remotos como Onán, por su rara forma de ganarse la vida. La única razón en el mundo por la que estoy hablando de Oscar en esta nota y no piense que me volví pelotudo tomando champán adulterado en las fiestas y que voy a empezar a hablar de cada uno de mis amigos.
Por: Cicco. 
Por: Cicco. Durante mucho tiempo, estuve convencido de que, antes de comprometerse en santo matrimonio, antes de entregar su corazón a Dios y a María Santísima, toda persona debía ver a su futura pareja, al menos durante unos minutos, trayendo esas mágicas criaturitas al mundo a las que llamamos comúnmente mierda. 
Por: Cicco. En el 2009, vamos a gastar, a escala planetaria, 1,9 billones de dólares para no aburrirnos. De esa guita, 55 mil millones irán para comprar videojuegos –el doble que en el 2005-. Sólo los norteamericanos, invertirán unos 690 mil millones en la industria del entretenimiento, una de las más poderosas del planeta. En Latinoamérica, la gente desembolsará otros 47 mil millones, una tendencia que crece un 8,2% cada año.
Por: Cicco. (Esta nota fue escrita a pedido para una revista española. El staff de notables del medio, con un juicio certero, sensato y humano, decidió no publicarla bajo ningún aspecto y cortar todo tipo de vínculo con su autor de por vida, lo mismo con sus familiares, allegados, y con todo objeto que haya pasado por sus manos). 
