Por Cicco. La pregunta del millón, con el final de Juego de Tronos ya emitido, no es quién se quedará con el trono de hierro, si no qué va a ser la gente ahora que la serie acabó. Culminadas las expectativas, enterrados los enigmas, revelado lo que había que revelar, ¿qué harán millones de fanáticos en el mundo con toda esa adrenalina acumulada?
Para empezar, se dispararon los bebés que reciben nombres de personajes de la serie. Los locos de los disfraces, se agolparon a ordenar su ropa de la tira y salieron a recibir el final de la serie personificados y apostando a qué personaje se quedaría con todo. Y si hubiese dragones en existencia, estamos convencidos, también se dispararía la demanda de lunáticos que adoptarían su propio dragón y lo pondrían en el balcón del depto. “Es mansito”, dirían. “Le doy agüita cada mañana para mitigar el fuego”.
Desde los tiempos de la febril Lost, nunca una serie había provocado tanto revuelo como Juego de Tronos. Una obra colectiva magistral de mundos paralelos donde los giros dramáticos hacían sucumbir al héroe del momento, y daban vuelcos tan inesperados que, por momentos, parecía que el autor sólo quería burlarse de sus fans. Pero ese detalle es lo que desmarcó Juego de Tronos de sus predecesoras y lo volvía un éxito tan vivo, tan irresistible.
Pero todo eso ha terminado, muchachos y muchachas y muchaches. Los Beatles se separaron. Mike Tyson perdió por KO. Olmedo se cayó de un balcón. Y ahora, Juego de Tronos ha terminado. La cultura pop vio, días atrás, los últimos destellos de su último gran bombazo planetario. Nos queda sólo bajar la cabeza y volver a casa.
Volvemos a preguntarnos entonces: ¿qué hará la horda de fans enardecida? ¿Qué hará con los trajes, con los nombres de sus pequeños niños replicados de la serie? ¿Qué esperarán ahora? ¿Cómo sustituir el shot de vértigo en sangre ahora que ya no queda nada? El final de Juego de Tronos, tiene el sabor a final del Mundial de fútbol. La sensación de que habrá que esperar otra carambola de planetas para que se repita un episodio de similares características. Aunque el mundial, en fin, se disputa cada cuatro años. Con Juego de Tronos, no hay tu tía. Es el acabose. Sin embargo, George R. R. Martin, el creador de la saga, ya anunció que está en rodaje la precuela. Uf, qué suerte. No hay nada más peligroso en este mundo que un ser humano aburrido. Pues sin entretenimiento disponible, puede dedicarse a cosas tan riesgosas como la meditación, el trabajo sobre sí mismo, y hasta si se aburre lo suficiente, puede descubrir la razón de por qué Dios lo colocó en este mundo tan bochinchero, tan disperso y desde que está Juego de Tronos, tan venenosamente entretenido.