En la campaña presidencial de Estados Unidos, los influencers han jugado un papel crucial al movilizar y moldear la opinión pública, especialmente entre los jóvenes. Según un informe presentado por la CNN, plataformas como TikTok e Instagram se han convertido en una fuente principal de información política para las nuevas generaciones, lo que ha llevado a los candidatos a acercarse a estas figuras para aprovechar su influencia y legitimidad.
Alrededor del 40% de los jóvenes estadounidenses confían en las redes sociales para informarse, y esto hace que los influencers sean herramientas clave para captar votantes.
Sin embargo, la Comisión Federal de Elecciones (FEC) aún no regula a los influencers que reciben pagos para promocionar candidatos. Esto significa que, a diferencia de los anuncios en televisión o radio, los influencers no están obligados a declarar si han recibido compensación por sus apoyos, lo que crea un área gris en la transparencia de las campañas. La falta de regulación ha generado preocupaciones sobre la posibilidad de que algunos contenidos percibidos como genuinos, en realidad, estén respaldados financieramente por los equipos de campaña.
El mencionado relevamiento periodístico señaló que los ejemplos de apoyo no revelado se han multiplicado en esta campaña, con figuras destacadas como el influencer de boxeo Jake Paul y el creador Mikey Angelo participando en contenido a favor de candidatos como Donald Trump y Kamala Harris. Ambos generaron millones de visualizaciones en redes sociales, demostrando el alcance que pueden tener sus apoyos. Estos apoyos, aunque indirectos, son estratégicos para los partidos, pues los influencers logran que sus seguidores los perciban como personas comunes y cercanas, aumentando así la credibilidad del mensaje político.
Influencers con credenciales de prensa
La participación de los partidos en este fenómeno también ha sido notable. La Convención Nacional Demócrata, por ejemplo, otorgó credenciales de prensa a más de 200 influencers para que produjeran contenido en apoyo a Harris. Mientras tanto, el grupo conservador Turning Point USA ha entrenado y promovido influencers afines a su agenda, lo cual subraya cómo las campañas buscan captar votantes donde se encuentren: en sus redes sociales.
Por su parte, la Comisión Federal de Comercio (FTC) establece que los influencers deben etiquetar como "contenido patrocinado" los posts comerciales, pero esta forma no aplica a la política, lo que agrava la falta de claridad. Algunos expertos, como las comisionadas de la FEC Ellen Weintraub y Shana Broussard, han manifestado su preocupación por la falta de transparencia, argumentando que el público debería tener el derecho de saber cuándo un mensaje político ha sido financiado.
Según la CNN la influencia de los creadores de contenido en la política de EEUU plantea un dilema ético que exige atención. Ante la falta de regulación federal, plataformas como Meta y TikTok han comenzado a implementar sus propias políticas sobre publicidad política, aunque su eficacia es incierta.
Los expertos advierten que la FEC debería establecer normas para garantizar que el electorado tenga acceso a información honesta y transparente, y así evitar un impacto negativo en la integridad del proceso democrático.
¿Y en Argentina?
Tal vez una normativa de este tipo en EEUU, sería un buen modelo a seguir para países como Argentina en donde los influencers también han ganado relevancia en la elección política de los jóvenes. Y de la misma manera como en EEUU, aquí también el público debería tener el derecho de saber cuándo un mensaje político ha sido financiado.