En Argentina están los amantes del café, pero también están los que prefieren al té como infusión preferida. E incluso están aquellos que disfrutan de ambas: por la mañana una buen café, y por la tarde una generosa taza de té. Sin olvidar que en nuestras tierras el tercer gran jugador es el mate, que gana cada vez más  adeptos.

Pero a nivel mundial, la gran competencia se dá entre el té y el café. Y aunque se dice que el café es la segunda bebida más consumida después del agua; la  realidad es que por cantidad de tazas, gana el té por encima del café.

Vivimos en un mundo donde las preferencias por las infusiones definen culturas, y así el café y el té emergen como protagonistas, delineando límites geográficos  en cada sorbo.

En las tierras occidentales, especialmente en Europa, el café reina como la elección matutina por excelencia, mientras que en Asia y América del Sur (Argentina  incluída), el té se erige como el elixir social y espiritual.

Aunque en la mayoría de los países africanos el consumo es modesto, el té destaca sobre el café, confirmando que las fronteras del gusto son tan variadas como  las geográficas.

El origen del café

Desde su origen en Etiopía, el café ha trascendido para convertirse en una de las bebidas más amadas globalmente. Con su sabor intenso y cualidades energéticas, se erige como el aliado perfecto para las mañanas apresuradas. Consumido en mayores cantidades en términos de peso, el café es más que una  bebida; es una experiencia sensorial arraigada en la rutina diaria de millones.

El Té desde China

Con sus raíces en la antigua China, el té ha tejido su presencia en la historia y cultura de la humanidad durante milenios. Sus diferentes variedades ofrecen una  paleta de sabores y beneficios para la salud. Desde el antioxidante té verde hasta el vigorizante té negro, cada sorbo es una celebración de la diversidad, y su  consumo efectivo supera al café, marcando su influencia en la salud global.

Consumo de café y té según la FAO

Datos de la FAO revelan una paradoja intrigante: si bien el café lidera en términos de peso consumido, en realidad, el té ocupa más tazas y corazones. Aunque la información se basa en un promedio de tres años, la falta de datos en litros por país añade un misterio a la dinámica entre estos dos gigantes de las infusiones. 

El gusto por el café pinta un mapa que abraza las tierras occidentales, especialmente en ciudades de Europa o en Buenos Aires, donde las cafeterías son epicentros sociales.

Mientras tanto, en Asia y América del Sur, el té reina, tejiendo redes de relaciones en torno a cada ceremonia de preparación.

En este caleidoscopio de sabores y elecciones, el café y el té no solo son bebidas; son testigos silenciosos de las historias y las tradiciones de cada rincón del  mundo.