La descomunal tarea de las/los integrantes de Fuerza Bruta en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de la Juventud, tan bella como aquella épica muestra del Bicentenario allá por los dignos días de 2010, confirmaron que hay una creatividad y polenta en los espectáculos argentinos que nos quitan un rato la amargura del día a día.

Bien por ellos/ellas, dedicados a exaltar el espíritu deportivo de unos Juegos que obligan a prestarle atención a cuanto atleta llegó de cercanas y lejanas tierras. Y no a los dirigentes de un Comité Olímpico a quienes parece no alcanzarles el tiempo para el derroche de alcahuetería a los gobiernos y despilfarro de dólares que ejecutan en nombre de un movimiento olímpico cada vez más desprestigiado en su cabeza.

La cobertura de la ceremonia dejó en claro, además una cosa: pasan los años y los Juegos, y la Argentina carece de periodistas deportivos especializados en miradas globales del deporte y del mundo olímpico. Por eso no queda más que nombrar a Gonzalo Bonadeo en TyC Sports y los esfuerzos del personal periodístico de la Tv Pública. Mientras la transmisión de la ceremonia inaugural se repartía por canales de noticias viejos y nuevos, se confirmaba lo poco que importa la capacitación de periodistas deportivos a la inmensa mayoría de las empresas. Por los “canales nuevos”, NET y La Nación, pudo comprobarse que ni siquiera destacaron periodistas a recorrer la zona de la ceremonia para mostrarnos el abundante material que había para contar. Atados a la versión oficial de la transmisión por el Canal olímpico (con un conductor español limitadísimo que sólo repetía la obvio), la Argentina fue testigo de una imponente actuación de la que poco pudo aprender un poco más.

Ni hablar de las burradas repetidas por desconocimiento ( se decía que era la primera vez que no se hacía la fiesta de apertura dentro de un estadio, hecho falso ya que olvidaron los Juegos de Singapur) y de la falta de interés por investigar y profundizar cuánto dinero le salió y le saldrá a nuestro país estos Juegos.

Tan sólo la sapiencia del infaltable periodista Ernesto Rodríguez poniendo la nariz en las investigaciones, o los fogonazos de algún cronista de La Nación interesado en estos interrogantes o el extraordinario programa “Era por abajo” en AM 1110 (viernes de 20 a 22) con Ezequiel Fernández Moores, Alejandro Wall y Andrés Burgo, el resto de la prensa deportiva deambula de un lado a otro sin ponerle atención al segundo asunto en importancia (¿segundo?) después de los records, los atletas y las medallas. Es decir, el gran negocio que manejan el Comité Olímpico Internacional, el Comité Olímpico Argentino y las empresas que se disfrazan de sponsors caritativos a cambio de llevarse gran parte de la torta.

Han empezado los Juegos. Ojalá que la sangre nueva de Fuerza Bruta que le cambió la cara a los eventos en la Argentina, alguna vez recorra nuestro empobrecido territorio periodístico.