Final del partido en Quito. El relator de TyC Rodolfo De Paoli, quien durante los noventa minutos se quejó de los periodistas críticos de la Selección al punto delicadísimo de llamarlos papanatas, se desahoga y le da palos a los que “tanto hablaban”. Para De Paoli, es más importante su bronca hacia sus colegas, de quienes no da nombres, que aquello que sucede en el campo de juego, los festejos o los detalles de un estadio Atahualpa con festejos.

Minutos después, en el vestuario argentino, un plantel completo salta y celebra la clasificación a Rusia 2008 con un cantito que se burla de “los putos periodistas”.

Es evidente que la prensa deportiva argentina futbolera pasa por su peor momento. Messi y los jugadores hoy gozan y hacen ostensible la complacencia de una noche inolvidable. Es la venganza perfecta, es la ratificación de lo bien que hicieron cuando resolvieron no darle notas a la prensa nacional.

Han ganado, en la altura ecuatoriana, con buena parte del periodismo hostil, y soportando la burla de unos cuantos protagonistas de los programas más vistos y escuchados .

¿Tienen derecho los futbolistas de la Selección a vivir tamaña revancha como si fuese una fiesta?

Por supuesto que sí.

Las cosas que se dijeron de la Selección en estas semanas, superaron toda varilla del buen gusto y de la inteligencia.

La muestra más clara fueron los papanatas (diría De Paoli) que criticaron a Agüero por un viaje de descanso para ver al cantante colombiano Maluma en Holanda. Si supiera Agüero las cosas que dijeron de él…

Pero así nos va. La prensa argentina – en líneas generales y con sus respetuosas excepciones - vale hoy lo mismo que vale la Justicia. Es decir, nada. Son los últimos en cualquier consideración que se formule, ya sea en una encuesta, en una conversación, o en el torbellino de un asado de amigos.

Ha dicho sobre el tema uno de los pocos brillantes analistas de la actualidad como Alejandro Dolina, y se lo puede leer completo en el sitio web Un Caño:

En ese sentido, el paradigma actual es el periodista deportivo. Que además es joven, es una profesión para jóvenes, mayormente. Y juegan ellos con mucha astucia. Se han dado cuenta de que la gente que escucha los programas de periodismo deportivo no está interesada en el deporte: está interesada en los periodistas deportivos.

Entonces el periodista deportivo hace todo. Hace de modelo, se viste muy bien, luce distintos atuendos, habla de sus distintos atuendos. Empieza el programa y de lo primero que se habla es del saco que trajo fulano, los pantalones que se compró el otro, el peinado que se hizo, etcétera. Y después se hablan entre ellos, cuentan cosas que han hecho… Porque se han dado cuenta de que la gente está interesada en ellos, y no en los deportistas.

Este periodismo deportivo argentino que nos malinforma es otra consecuencia de un modelo de prensa que nos llevó al abandono de la lectura, la búsqueda de historias, la reivindicación de la práctica deportiva.

La Selección logró el pase al Mundial; los que se quedaron para el repechaje son la mayoría de oportunistas cronistas y relatores que atormentan nuestros días. Y sobre quienes los jugadores tienen derecho de burlarse, de aquí al final de la Copa del Mundo.