Ya estamos en mayo. El deporte argentino sigue tapado por la fiebre de consumo de un fútbol que no supera la mediocridad. Para el hincha, eternamente preocupado por los títulos de su equipo, no existe otra cuestión. Si habla de deporte sólo habla fútbol.

En nuestros medios, las noticias sobre los 49 deportes restantes (para ser egoístas, porque hay más deportes que aquellos que imaginamos) no existen. O, cuando existen, sus novedades provienen centralmente del exterior. O no ha escuchado usted a los reincidentes columnistas deportivos lanzar resultados por las emisoras, sobre un torneo de tenis en Hamburgo mencionando triunfos de dos tenistas de Bangladesh y otros dos de Serbia o de Moldavia.

¿En qué anda el deporte argentino 2017? Se le podría formular esta pregunta a la totalidad de los periodistas deportivos argentinos y no sabrían la repuesta.

Cada tanto esta columna intenta poner en foco esta cuestión, en un imaginario ruego para saber de la existencia de los olvidados deportistas que la TV y la radio excluyen de sus programas y hasta de sus menciones.

Esta columna se escribe en el Día del Trabajador, y por ende el Día del Trabajador incluye a los deportistas que trabajan, también de sol a sol.

Dos días atrás una nota de Tiempo Argentino apuntaba a combatir contra el olvido. Allí leemos que Daniel Bambicha, ex entrenador del equipo nacional de yachting, denuncia una de las razones de la profundización de tanta amnesia y postergación: "La gente que está ahora no tiene los intereses del deporte.

Algunos lo ven como un trampolín político, otros para beneficios personales. Se han olvidado del deporte, de sus comienzos, de la pasión".

He allí una razón entonces. Señalada por un protagonista. El entrenador. El olvidado entrenador. “La gente que está ahora”, no es otra que la conducción deportiva encabezada por el ex futbolista Carlos Mac Allister, más preocupado en su candidatura a gobernador de La Pampa en 2019 que en resolver las carencias deportivas de cada jurisdicción.

La base de la pirámide es donde más descuido existe. Siempre ha sido “la gran olvidada”. Nos referimos al deporte escolar, allí donde faltan políticas deportivas generales, materiales, buen pago a los docentes, multiplicación de profesores de Educación Física. Allí donde están los otros trabajadores del deporte. Ser padre de un alumno de secundaria de una Escuela Pública y contar que mi hijo sólo tuvo una “clase de vóley” en los primeros dos meses de 2017, es el sencillo testimonio de quien brega por una educación pública que se ocupe de la preparación de millones de niños y adolescentes que no van a los clubes ni al deporte profesional. Y que ven pasar el deporte como si fuese una suma de horas libres en su vida escolar.

Por si no lo sabemos (los periodistas), el ministro de Educación y Deportes se llama Esteban Bullrich . El del descuido. Y el nombre del secretario de Deportes, ya lo sabemos. El de hoy es un buen día para que los periodistas deportivos les digamos algo.

Aunque más no sea para cumplir con el remanido deber del que se habla tanto: ser críticos.

Total, para hablar del Manchester City hay tiempo.