Sábado. Ayer, presentación del libro de Mavrakis, Houellebecq, una experiencia sensible. Vanoli leyó un breve texto muy preciso. Habló de los detractores y la pobreza de sus críticas. Yo dije que el libro de Mavrakis era una traducción al rioplatense de los libros y las teorías de Houellebecq y que por eso mismo, leído desde acá, era mejor que Houellebecq. Garcés citó de memoria pasajes de Las partículas elementales. Antes de eso conté una anécdota de amistad con Mavrakis. Es muy probable que en el futuro me dedique casi exclusivamente a contar anécdotas sobre Mavrakis.

Domingo. En México, encuentran un templo dedicado al dios del viento abajo de un supermercado. La verdadera noticia sería al revés. Un supermercado abajo de un templo. Bah, ni si quiera.

Lunes. Leo el Navigatio Sancti Brandani, donde se cuenta que San Brandano dio misa arriba de una ballena.

Martes. “Ahora soy el héroe, después de ser el traidor” dijo el escritor rumano Norman Manea en una entrevista.

Miércoles. Pasolini me genera desconfianza, incluso cuando acierta. O mejor dicho sobretodo cuando acierta. “Mejor ser enemigo de muchos que de la realidad.” decía en las Cartas luteranas. Para mí, era peronista, un peronista friulano. Pero bueno, nosotros tuvimos a Favio, que fue mejor, más talentoso y más italiano que Pier Paolo.

Miércoles, más tarde. Me acabo de dar cuenta que el problema de Pasolini es que corre al lector por izquierda todo el tiempo. Todo el puto tiempo. Y cuando ya no te puede correr por izquierda, te corre por derecha como en el poema del PCI y los jóvenes. No entiendo muy bien de dónde sale el consenso sobre su obra. Supongo que se hizo un lugar sin ser muy leído, impulsado por el cine y su figura de poeta.

Jueves. Ayer tuve que llevar una factura al centro y como tenía que hacer tiempo entré en un Museo Etnográfico Ambrosetti. Lo recorrí poco, leyendo los nomecladores al pasar y sacando algunas fotos. Después me fui con ganas de volver a hacer un trabajo semiológico más fino. La mejor foto que saqué es la de cuatro indios selknan fotografiados de cuerpo entero en el centro de una sala. Dos estaban dentro de un paisaje y los otros dos habían sido recortados en su silueta, como si se tratara de una publicidad. Y alguien, había apoyado una silla de ruedas sobre la izquierda de la presentación.

Jueves, más tarde. Compré La expedición de Malaspina de Héctor R. Ratto, publicado en 1945, por Emecé. San Jorge Mutante, patrono de las redes sociales y la justicia virtual, usted debería saber que el feminismo quiere arrebatarle el monopolio de la violencia al Estado. La nueva moral se parece mucho a la vieja moral. La actualización del mito de Narciso en las redes. ¿Pero qué ve Narciso? ¿Ve la insatisfactoria condena de la masturbación? ¿O ve el amor? La idea del estanque que refleja la imagen. En aguas de Heráclito, aguas que fluyen, no hay imagen posible. Tal vez el Narciso de Ovidio ve en esa fuente romana el futuro de redes sociales y autismo vocacional. Las pantallas son el charco wi fi, conectadas con nosotros mismos antes que con el mundo. Releo El resplandor en Kindle.

Viernes. En una entrada del muy aburrido diario de Du Bos se da la noticia de la muerte de Tolstoi. Se lo recuerda con esta frase: “(...) el hombre, al obrar, hace no lo que desea hacer, sino lo que no puede no hacer.”