La serie se llama Ertugrul –Resurrección- y narra la historia del padre que dará origen al imperio Otomano, en tiempos de invasiones, internas tribales, donde el mapa del mundo era como un gran TEG. Hay batallas filmadas que nada tienen que envidiarle a “El señor de los anillos”. Hay maestros inspirados como el gran Ibn Arabi que, por primera vez, se los retrata en una serie. Hay iniciaciones. Ritos funerarios. Casamientos. Y códigos de honor del islam que nunca antes fueron tratados con tanta destreza y poesía.

Dirilis Ertugrul es padre de Osman I, el primer sultán otomano. Y es la semilla desde donde surge uno de los imperios más impactantes de la historia. La serie es, por supuesto, otro fruto de la televisión turca, que ya se hizo global. Pero, en lugar de las telenovelas for export del estilo “El sultán” o “Las mil y una noches”, Ertugrul es una epopeya histórica, una reconstrucción sin precedentes de los tiempos otomanos, donde, en lugar de cómo muestra Occidente a los musulmanes como bárbaros y cortadores de cabezas, aquí los oscuros e inmorales son los cristianos y los mongoles.

Ambientada en el siglo XIII, Ertugrul ya va para la cuarta temporada en Turquía donde estrenó en el 2014, y ya emitieron 101 episodios, pero recién ahora, gracias al vendaval de Netflix, la serie picó en punta en el público Occidental. Miles y miles de fans ahora comprenden y captan el espíritu que movía a los otomanos, y que le hizo sombra tanto tiempo a los bizantinos.

"Por desgracia hasta el momento no se ha hecho una producción de esta escala en el mundo islámico", dijo el guionista de la serie, Mehmet Bozdağ y sacó pecho. "Ahora tenemos fuerza para producir proyectos mejores que 'Vikingos' o 'Game of Thrones'”.

La historia, según dicen, la escriben los que ganan. Pero a veces, en contadas ocasiones, uno puede ver la historia del otro lado del mostrador. Larga vida a los Ertugrul, que aún nos quedan por conocer.