Me caía bien Angelina Jolie, sobre todo cuando se puso al hombro causas humanitarias. Cuando adoptó hijos en situaciòn de pobreza, me pareció copada. Era una nueva clase de Lady Di, no tan santa como la Madre Teresa pero, por suerte, tampoco con tantas arrugas.

Y me alegré por ella cuando se casó. Porque sentía que con Brad hacían una buena pareja. Todo lo buena que se puede ser en Hollywood. Hasta que, claro, llegó el fin. Y yo fui comprensivo. Entendí su dolor. Entendí que las cosas habían llegado a un camino sin retorno. Todo cambia en la vida. Todo cae y vuelve a renacer.

Para serles franco, nunca ví ninguna película de Angelina en mi vida, ni siquiera Tomb Raider. No podría decirles si es o no es buena actriz. Pero creo que queda claro: siempre la apoyé. Siempre creí ver en Angelina a una mujer noble, firme, que había dejado atrás sus demonios, la clase de gente que siempre elige estar del lado políticamente correcto. Pero bueno, debo decirles, y debo decirte Angelina, que esta vez, me parece que estás meando fuera del tarro.
Apoyar a una hija de 11 años a que cambie de sexo –Shiloh empezó a tomar hormonas masculinas- , es ir demasiado lejos, a mi humilde entender. Una cosa es entender y respaldar a un hijo ya desarrollado, que se admite gay. Pero vamos, Angelina, tiene 11. Yo a los 11 pensaba en ser Rambo y quería salir a comprarme cuchillos y coserme solo las heridas con hilo y aguja. ¿No estarás siendo demasiado apresurada? No porque quiera ser astronauta a los 11 vas a mandar a construirle un cohete. Después nos tocan escribir notas sobre cómo los hijos hasta digitan el lugar dónde van a veranear los padres. Este planeta está patas para arriba.

Cambiar de sexo, la pucha, esa sí que es una decisión radical. No hay que tomárselo a la ligera. Digo yo: ¿por qué no darle un tiempo? Un respiro. Decirle que, en la vida, uno nunca sabe lo que quiere. Pero menos lo sabe cuando tiene 11.

Shiloh, es cierto, viene vistiéndose como niño desde antes. Y hasta rechaza que lo llamen con nombre de mujer. Yo no quiero meterme en asuntos privados, pero Angelina, la gente de este mundo es muy idiota y te toma como referente. Vas a ver que, en este tiempo se va a volver una moda: padres que, al primer capricho, le cambian de sexo a sus hijos porque te lo vieron hacer a vos con tu familia. No quiero que cargues con ese peso social. No está bueno. Hablalo, aunque cueste, con Brad. Parece un tipo con sentido común. Pero haceme el favor: deja que los niños sean niños. Y las niñas sean niñas. Cuando Shiloh sea adulta, volvemos a conversar. Tal vez más que un cambio de sexo, la pobre Shiloh necesita un poco más de atención.