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Por Juan Terranova - @juanterranova Lunes. Un titular: “Los dinosaurios ya se drogaban hace 100 millones de años.” El copete: “Un estudio revela que los grandes reptiles que habitaban la Tierra hace 100 millones de años ingerían cornezuelo, un hongo que contiene alcaloides de los que se obtiene el LSD.” Parece que un equipo de científicos de la Universidad de Oregon encontró en Birmania un “cornezuelo del centeno” en una espiga de hierba en la caca petrificada de un dinosaurio y lo demás lo hizo la elipsis periodística. La escena del T-Rex alucinando mientras observa un cielo cubierto de meteoritos asesinos me parece irresistible.

 

Martes. Me mandan la tapa de mi nueva novela. Nunca es una novela más. Siempre es una novela menos.

Miércoles. Con mis amigos del Archivo General del Odio descubrimos hoy, 25 de febrero, the real and ultimate infinite jest. Más tarde le mando a Mavrakis la historia del acreedor que va a buscar a Baudelaire a la clase de esgrima y Baudelaire lo saca a sablazos por la escalera. Me gusta la frase del maestro de armas: “¡Cómo derrocha usted así su antipatía! ¡Un poeta! ¡Un filósofo! ¡Ah, que no se diga!” Pero es un juego porque ya sabemos que el odio hay que contenerlo y al mismo tiempo sabemos que es gratuito y pendular, y nos alimenta, y finalmente no hay que contenerlo. “Está hecho con nuestra sangre, nuestra salud, nuestro sueño ¡y los dos tercios de nuestro amor!” dice Baudelaire. Más tarde leo que el alcalde de Boston le pide a la gente que deje de saltar de las ventanas. Es una nota en Clarín. Cayeron dos metros de nieve y la gente se filma saltando por las ventanas de sus casas. El alcalde se llama Marty Walsh. Nadie le hace caso.

Miércoles, más tarde. Termino las vacaciones leyendo y releyendo a Dick para el taller que voy a dar con Robles en el CEC. Subrayo algunas frases de “Cómo construir un universo que no se derrumbe en dos días”, la conferencia que Dick nunca leyó en público, y que está llena de humor y citas de filósofos, y que es una de sus textos más acabados y sensuales. Rescato esta frase: “San Pablo nunca iría a Disneylandia. Sólo niños, turistas, y altos oficiales soviéticos van a Disneylandia. Los santos no.”

Jueves. Veo un video de Ignacio Copani en YouTube. Viene subtitulado en amarillo aunque la letra se canta en español. La canción se llama “Videla perdiste.” En un momento, sobre un mogólico disfrazado de gaucho en una fiesta patria, se lee: “Todo lo que el pueblo le pedía a Dios está llegando y no por obra del destino, ni por un rayo divino, es porque el pueblo su camino ya eligió.” La estética del video se sugiere completamente institucional, y aunque se pasan en un momento fragmentos de marchas de la JP en blanco y negro, aparece como netamente alfonsinista. El gaucho mogólico me resulta altamente sintomático.

Jueves, más tarde. No hay otro escritor que me devuelva las ganas de escribir tan rápido y con tanta precisión como hace Dick. Carlos Busqued puso en Twitter: “el que leyó mucho leyó muchas boludeces, también.” Escucho Force el disco que Max Roach y Archie Shepp. En la tapa, un Mao nadando, agazapado en un mar verde. Acidez, ritmo, fugas desquiciadas, solo saxo y batería. Es de 1976. Hay que ponerlo y escucharlo, no funciona como música para escribir. Después cambié a Drums unlimited de Max Roach.

Viernes. Leo a Philip K. Dick en uno de los vagones nuevos del subte. La historia que estoy leyendo sucede en Hanoi. En un momento, levanto la vista de mi Kindle y veo los indescifrables caracteres chinos que de alguna manera firman el vagón y marcan su procedencia. Llego a casa después de toda la mañana afuera, haciendo trámites, esperando, yendo de una oficina a la otra. Recién entonces me entero que murió Leonard Nimoy, el actor que había hecho de Spock en la primera Star Trek. Leo que escribía poesía y que había sido director y actor de teatro antes de pasar a la televisión. Después me acuerdo de un capítulo que había visto, trasmitido en canal 11, creo, donde Spock hablaba de una esfera rosada como si fuera una obra de arte. No recuerdo qué era, si un alien, o algo peligroso, o un objeto residual, pero en la nave tampoco sabían y lo examinaban y Spock en un momento decía que era bello y enigmático. Recuerdo la escena como una breve, verdadera y sentida lección de estética. Buscar la sofisticación en esa monotonía. La acción de leer más allá del sentido último del objeto en sí que incluso podía ser amenazador. Spock, el ultra racional comandante Spock, dejándose conmover por algo donde los otros no veían nada. Ojalá Leonard encuentre rápido su destino galáctico final. Que Dios lo bendiga.