Libros

les bibliophiles

Por Juan Terranova. Lunes. En el documental de Zizek hay una secuencia muy simple pero donde se dice algo que me importa: “El punto es evitar la trampa de la oposición estandart del liberalismo: Libertad versus totalitarismo o disciplina y entonces rehabilitás las nociones de disciplina, orden colectivo, subordinación, sacrificio y todo eso.” Mientras pienso en eso encuentro Persecución de las musas menores de Wilcock. 350 pesos en Mercado libre. Me parece caro pero no tan caro. Dudo. Doy unas vueltas. Entro en Facebook, salgo de Facebook. Finalmente lo compro.

LEON BLOY

Por Juan Terranova. Lunes. Compro un tomo de los diarios de León Bloy por Mercado Libre. Esperando que lleguen leo un fragmento suyo en la web: “Yo quisiera que la historia fuese para ella lo que es para mí: un bosque sombrío y magnífico.” Es una frase de amor. Luigi me dice que conoce al que hace la página donde leo esos fragmentos. Me agrega un “complejo”, al final de la frase. “Conozco al que hace esa página web. Complejo.” Después me ofrece, generoso, sus libros de Bloy. Parece que el primero de noviembre de 1900, Bloy escribió: “En estado de desgracia, la belleza es un monstruo.”

cuadro

Por Juan Terranova. Lunes. Me gustaría escribir sobre la revisión del humanismo que hace Joyce, la ironía con la que lo trata. Lo encuentro bastante similar al proceso de descomposición, metonimia y deconstrucción al que lo somete la web. Ese pobre humanismo moderno, hijo de la ilustración, logró muchas cosas pero siempre se vendió a sí mismo por un poco más de su valor.

haydn

Por Juan Terranova. Lunes. Escuchando a Haydn, el cuarteto de cuerdas en re menor, Op.76, No.2, llamado “Quinten.” ¿Por qué? ¿Porque es lunes feriado? Un 25 de mayo con sol al que finalmente le llegó la visita del invierno. La calle está vacía. El señor Haydn, con esa alegría seria, con esa mueca y esa peluca, sin estridencias y con el ritmo justo. Podría escribir o decir en voz alta: “Pase, señor Haydn, usted siempre es bienvenido." ¿Por qué no escucharlo? ¿Porque conmemoramos una revolución? Todos queremos una revolución, aunque sea por una mera cuestión de curiosidad. No sé qué música escuchaban en sus tertulias los hombres de mayo. ¿Ya habían empezado a ser románticos? ¿O todavía vibraban con los ecos adustos del clasicismo? No, América solo da clasicismo cuando se queda sin ideas, cuando es un poco menos América. Por otra parte, ¿cómo no hacerle una revolución a ese señorito castellano?

billete rinoceronte

Por Juan Terranova. Lunes. Encontré apuntes de las clases que dimos donde Robles dice que “Dick es como una religión.” La frase, habitual, me dejó pensando. Dick habla mucho sobre religión e imagina un par bastante completas. El tema es que él no es, no podría ser, una religión sino que, más bien, se nos presenta como un predicador. Y no un predicador secular. Formaba parte de la Iglesia Episcopal. Era creyente, practicaba y predicaba. Sus libros son su largo y apasionante sermón sobre el siglo XX. Desde luego uno va a escuchar la misa, y el talento del sacerdote de turno, su pericia para transmitirnos la palabra del Señor, está encuadrado en el rito y es también una forma personal, limitada. ¿Quién no estuvo en misas donde lo que se decía era intenso y en misas donde el sermón fue poco inspirado y desabrido?

columna Terranova

Por Juan Terranova. Lunes. En un puesto de Primera Junta compré Las Islas Malvinas de Juan José Hernández. En 1952 la editorial Joaquín Gil-Editor publicó los artículos que José Hernández escribió en su diario El Río de la Plata y una muy linda carta donde el marino argentino Augusto Lasserre cuenta su visita a las Islas. Es un libro muy breve pero no por eso menos emocionante.

CLONOSAURIO

Por Juan Terranova. Domingo. El viernes pasado, primero de mayo, estuve en la feria del libro presentado La piel con Garcés. Unamuno y Riera presentaron sus libros. Me hubiera gustado contar más chistes.

LIBRO

Por Juan Terranova. Lunes. Miro una entrevista que le hicieron a César Aira. Lo entrevista el escritor danés Peter Adolphsen. Lo vi lento, viejo, boludizado, racionalista, lírico en el sentido más tonto de la palabra, hablando de su obra como el peor lector, el lector más chato. La voz le tiembla. ¿Esa es el habla geriátrica? ¿La vejez nos convierte en eso? No, no es la vejez. Cuando se la compara con la entrevista que le concedió Jorge Luis Borges a Joaquín Soler Serrano para el programa de televisión española A Fondo. La diferencia es abismal. Creo que Aira nunca no se imaginó viejo. Siempre se imaginó fuerte y vanguardista, un terrorista joven de las letras. Como el Indio Solari. Tipos que nunca se pudieron pensar más allá de la década del 80. Creadores talentosos que no se vieron a sí mismos durando en el tiempo. Alguien debería escribir, si ya no se hizo, sobre la “mala vejez.” Ellos son un buen ejemplo. Lo contrario fue Borges, que preparó su vejez con una dedicación y una disciplina asombrosas. Esa es mi hipótesis: Borges descubrió o inventó cómo ser viejo, la forma de la vejez del escritor argentino. Se imaginó viejo. Se imaginó ciego. Se imaginó lúcido, formal, amable, inteligente. Y luego dejó avanzar, paciente, sin ansiedad, el tiempo. "Soy desagradablemente sentimental" dice, en la entrevista, cuando el entrevistador, una verdadera piedra ibérica, le recuerda las acusaciones de frialdad.

cuadro

Por Juan Terranova. Lunes. Garcés me recomienda dos libros. Allá abajo, una novela de Huysmans, y El antiguo régimen y la revolución de Tocqueville. Descargo los dos pero sigo leyendo el de Tocqueville recorriendo el desierto americano. Es muy breve y preciso. La capacidad de la mirada europea por salirse de los que ya son los mitos de América, como la naturaleza y los indios, me resulta muy afin. La prosa, por otra parte, es actual y ágil.

imagen columna Terranova

Por Juan Terranova. Domingo. Sigue la desconcentración. Nunca tuve un “bloqueo de escritor.” Más bien al contrario. Mi disco rígido está lleno de fragmentos, de residuos de la experiencia, de lecturas y anotaciones y apuntes que crecerían si pudiera focalizar en ellos. La página en blanco es fría, sí, pero jamás la sentí estática o reactiva. La gran enemiga es la dispersión. Todo el que escribe como una rutina tiene cientos de archivos word como unidades militares desperdigadas y aisladas en un desierto. Concentrarse es empezar a reagruparse. Sí, vivo en una economía del gasto, con un excedente de ansiedad que debe ser quemado, y por eso la página en blanco para mí no es pesada.