luchadores

Pablo Llonto. Cuando toda la prensa deportiva argentina debería repartir diariamente abundante información sobre los deportes olímpicos, algunos medios pierden páginas, tinta, horas de Tv y radio con dos antideportes que arruinan la vida, la salud, el ambiente y, por sobre todas las cosas, al deporte y a la humanidad.

 

Consumando otro atropello, de aquellos que la gran prensa oculta o trafica a cambio de publicidad, una autodenominada Fórmula E puso sus gomas, su ruido y su riesgo de muerte a las calles de Puerto Madero una semana atrás.

El negocio de los autos y las marcas multinacionales, cuya difusión jamás debió pisar las páginas deportivas (el automovilismo es cualquier cosa, menos un deporte), se instaló nuevamente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para jodernos la vida. Como buen curro que es, el gobierno de la Ciudad lo habilitó, lo fomentó y lo potenció. Ya se sabe, para estas cosas del billete verde que explota las imbecilidades argentinas y se lleva las ganancias para el exterior, nunca hay quejas del ahora oficialismo amarillo. Cuando los piqueteros o la presa política Milagro Sala corta las calles, el escándalo se transmite de noticiero a noticiero y se habla de los “derechos del ciudadano común”. Cuando los comerciantes de la nafta y los neumáticos hacen lo mismo durante varios días en paseos públicos de Puerto Madero, el silencio de la prensa es un manto de complicidad.

Otro tanto ocurre con una barbarie llamada UFC. El próximo 10 de marzo se cometerán una serie de delitos en la Argentina cuando desembarque aquí un grupo de comerciantes del llamado The Ultimate Fighter Latinoamérica. Esta máquina de lesiones y homicidios, a la cual algunos consideran deportes, no es otra cosa que un vale todo donde se mezclan artes marciales y boxeo, con dos protagonistas encerrados en una jaula, dispuestos a dejar tarambanas, sin neuronas y con daños cerebrales al oponente.

Quince años atrás pedimos en la revista El Gráfico que los responsables del deporte nacional y local no permitiesen semejante barbarie ( ya bastante tenemos con el boxeo). Desde ya ni desde la secretaría de Deportes de Mac Allister ni desde la misma oficina en CABA se dice algo. El casting que se hará el 10 de marzo, en nombre de gente mal llamada luchadora, atraerá (por la plata y una falsa gloria) a muchos jóvenes. Para muchos medios, como Olé y Minuto Uno se trata de “un orgullo argentino”. Para nosotros es “una vergüenza argentina”.

Mientras tanto, Claudio Flores de 16 años, jugador de Muñiz muere en un entrenamiento del ascenso y centenares de deportistas olvidados que se preparan y concentran para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en agosto próximo se preparan en silencio.

Olvidados por la mayoría de los noticieros deportivos, y más olvidados aún por los grandes nombres de la prensa televisiva del deporte que prefiere encandilarse con el show de un auto a 200 km o la última piña en el ojo maltrecho de un hombre que cobra, en el suelo.